Hay dos años que son casi divisores de aguas en la carrera de Diego Torres: 1991 y 1992. Allí empieza a tallar, a sistematizar, lo que antes venía asomando: la capacidad para abordar por igual la música y el canto. Y un tercer elemento que siempre lo acompañará: el éxito masivo.
Hasta allí su carrera iba entre su grupo La Marca y la participación en el programa de televisión Nosotros y los otros (1989), entre el paso por la obra teatral Pájaros in the nait (1990) y el regreso a la TV de la mano de El gordo y el flaco (1991). Y más trabajos. Es decir, venía sumando experiencia para volcarla después en su propuesta personal.
Claro, Diego tiene un apellido de fuste para el ámbito artístico. Hijo de Lolita Torres, es el menor de cinco hermanos. Dos de ellos, también volcados a la música y la actuación: Marcelo, que es cantante y Mariana, actriz. Y por supuesto Diego, que nació en Buenos Aires el 9 de marzo de 1971.
Fue en ese ámbito colmado figuras del espectáculo que Diego respiró de chico, ya interesado por los secretos del piano, la música y la actuación. Y allí forjó las primeras armas que desembocan en esos 1991 y 1992 cruciales.
Hay un doble anclaje. El de la actuación, en 1991, junto a Fabián Vena y Adrián Suar. Con ellos Diego protagoniza La banda del Golden Rocket en la piel de uno de los tres primos, que hereda un Golden Rocket. Encarna a un músico que vive en un loft. Un papel que también adivinará su futuro.
Es que, cerrada la historia de La Marca, Torres se lanza al ruedo solista. El álbum se titula Diego Torres, lo graba en Buenos Aires y lo mezcla en New York Y los números le sonríen: vende 200 mil placas, a caballo de los temas Alguien la vio partir, Puedo decir que si y Estamos juntos.
No faltan los covers de Los Abuelos de la Nada. Es el comienzo de su trabajo con el ex integrante del mítico conjunto -y del primer grupo solista de Charly García- Cachorro López. Graba entonces Sintonía Americana y Chalaman. Y empieza a dibujar los contornos de un éxito contundente, que alcanzan, aún más amplios, hasta estos días.
Siempre es fundamental el primer disco. Para cualquier músico. Y Diego Torres no fue la excepción. Su debut como solista, después de la experiencia de La Marca (con el que llegó a grabar), marcó una tendencia: la del cantante que ubica un pie en el espectro melódico, pero que puede traspasar con el otro las fronteras rítmicas, que visita el pop, el funk, el reggae, sin riesgos de hibridez.
Y hasta allí fue Diego Torres, luego, con Tratar de estar mejor (1994). Ese disco fue la consagración definitiva: lo llevó a la cúspide pop. Diego vendió 700 mil copias, se llevó 6 discos de platino en Argentina y le terminó de abrir las puertas en Latinoamérica. Incluso, marcó su ingreso al mercado europeo.
¿Cuántas veces hemos escuchado hasta sin darnos cuenta, por la radio, el tema Tratar de estar mejor? Su video, filmado en Brasil, sonó muchísimo y no solamente en los canales de música. También aportó otros futuros clásicos: Por la vereda del sol, Todo cambia y todo se termina y San Salvador.
Pero seguramente uno de los grandes orgullos de la trayectoria de Diego es su participación en el disco- homenaje al catalán Joan Manuel Serrat. Canta el clásico Penélope, que vuelve a convertirse entonces a mediados de los años 90 en un tema indispensable. Todo siempre bajo su voz, apacible y seductora, lejos del prototipo de cantante pop erigido a fuerza de baile y de histrionismo.
Se vienen los tiempos en los que sobran proyectos, repartidos entre el cine y la música. Hace un papel en el film Una sombra ya pronto serás, de Héctor Olivera, basado en el libro de Osvaldo Soriano, donde encarna a un chico que va en búsqueda de las tierras norteamericanas de Cleveland junto a Gloria Carrá. Una curiosidad: no fue éste su debut cinematográfico. Ya había actuado en El profesor punk junto a Jorge Porcel.
Y le toma el gusto a las filmaciones. Se embarca en dos proyectos bien taquilleros: La furia y La venganza. Pero antes de las películas desanda su tercer disco solista: Luna Nueva (1996), producido por Ceso Valli (que venía de trabajar con Miguel Bosé y Eros Ramazzotti).
Mientras, Diego comienza a recorrer toda América Latina y Estados Unidos con su banda. Y luego saca su cuarto disco Tal cual es (1999), grabado entre Buenos Aires, Miami, Nueva York y Madrid, con la producción del ya "histórico" Cachorro López. Nominaciones, premios y shows terminan por cerrar un círculo de éxitos y distinciones.
El 19 de noviembre fue la salida de su quinto disco solista Un mundo diferente. Una placa que promete instalarse nuevamente en el corazón del cancionero pop y melódico.
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